Punto 396 Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad. Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en la forma de libre sumisión a Dios. Esto es lo que expresa la prohibición hecha al hombre de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, "porque el día que comieres de él, morirás sin remedio" (Gn 2,17). "El árbol del conocimiento del bien y del mal" evoca simbólicamente el límite infranqueable que el hombre en cuánto criatura debe reconocer libremente y respetar con confianza. El hombre depende del Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad.
. Nosotros creemos en la libertad del hombre, la libertad del hombre está sustentada en que es una criatura totalmente especial a diferencia del resto de la creación. Solo el hombre puede hacer reflexiones, solo el hombre tiene la capacidad de decir que nos parecemos y nos distinguimos del resto de la creación. La naturaleza humana ha sido creada a imagen de Dios, Dios es persona, nosotros somos personas no somos cosas. Dios introdujo a Adán y Eva en su amistad de una forma especial, veían a Dios, hablaban con él.
. La obediencia a Dios no te quita la libertad sino que te la sustenta. Hay una trampa dialéctica basada en “u obedezco o soy libre”, donde invocamos mi yo frente a la obediencia. La libertad no es otra cosa que mi propia razón abierta a la verdad, la libertad se define por apertura a la verdad, no por oposición a ella. La verdad os hará libres, no se puede confundir con eso de que la libertad os hará verdaderos.
El primer pecado del hombre
Punto 397 El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.
. El primer pecado del hombre consistió en desobedecer a Dios abusando de su libertad y sembrando desconfianza hacia Dios. La desconfianza ha sido la puerta por la que el pecado original ha entrado en el corazón del hombre. En los tratos personales en cuanto la confianza mutua empieza a quebrantarse, cuando notas que ya no hay confianza, hay preguntas que son de desconfianza, el trato de relación, la manera de hablar cambia y poco a poco se resquebraja la relación. Esta experiencia humana apliquémosla a nuestra relación con Dios, que nos pone en un camino concreto en el que tenemos que poner nuestra confianza.
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