Punto 433 El Nombre de Dios Salvador era invocado una sola vez al año por el sumo sacerdote para la expiación de los pecados de Israel, cuando había asperjado el propiciatorio del Santo de los Santos con la sangre del sacrificio (cf. Lv 16, 15-16; Si 50, 20; Hb 9, 7). El propiciatorio era el lugar de la presencia de Dios (cf. Ex 25, 22; Lv 16, 2; Nm 7, 89; Hb 9, 5). Cuando san Pablo dice de Jesús que "Dios lo exhibió como instrumento de propiciación por su propia sangre" (Rm 3, 25) significa que en su humanidad "estaba Dios reconciliando al mundo consigo" (2 Co 5, 19).
. Cuatro son los nombres que el Catecismo nos muestra para familiarizarnos con el Verbo: Jesús, Cristo, Hijo único de Dios y Señor. En este punto volvemos al Antiguo Testamento para comprender el nombre de Jesús. Decíamos que Jesús es identidad y misión, es decir, Jesús es amor y misericordia, el amor es a la misericordia como la identidad es a la misión, del ser se sigue el hacer, el ser es amor y el hacer es misericordia, Jesús salva, es el amor en acción que se convierte en misericordia.
. En el Antiguo Testamento el nombre de Dios salvador era invocado una vez al año por el sumo sacerdote para el perdón de los pecados de Israel. Había un día especial en el que el sumo sacerdote pronunciaba el nombre de Dios salvador, es decir lo que significa la palabra Jesús. Era una invocación muy importante, y lo hacía cuando asperjaba con la sangre de los sacrificios de los animales en el lugar donde estaba el arca de la alianza que despareció, y dónde se guardaban la tablas de la ley dadas por Dios a Moisés. La tapa del arca tenía labrada encima dos querubines uno frente al otro y esa tapa quiere simbolizar la misericordia de Dios, que se ofrece a Dios en Jesucristo como propiciación por nuestros pecados, es Jesús quien se ofrece al Padre para perdonar nuestros pecados. La costumbre era rociar con sangre esa tapa que cubría las tablas de la ley. El Antiguo Testamento es toda una pedagogía para introducirnos en el misterio de Dios. El propiciatorio para nosotros es Jesús.
. Jesús representa esa sangre del cordero que el sumo sacerdote rociaba encima del propiciatorio, encima del arca de la alianza que guardaba las tablas de ley. Jesús nos reconcilia con Dios a través de su propia ofrenda.
Punto 434 La Resurrección de Jesús glorifica el Nombre de Dios "Salvador" (cf. Jn 12, 28) porque de ahora en adelante, el Nombre de Jesús es el que manifiesta en plenitud el poder soberano del "Nombre que está sobre todo nombre" (Flp 2, 9). Los espíritus malignos temen su Nombre (cf. Hch 16, 16-18; 19, 13-16) y en su nombre los discípulos de Jesús hacen milagros (cf. Mc 16, 17) porque todo lo que piden al Padre en su Nombre, Él se lo concede (Jn 15, 16).
. La Resurrección es la que sella, la que glorifica el nombre de Jesús, con su triunfo sobre la muerte es como si dijese “que nadie dude de que lo que yo he anunciado es verdad”, que todas las promesas realizadas tienen su cumplimiento en Jesucristo. Ese “Nombre sobre todo nombre” sometía y somete a los espíritus malignos y los discípulos hacen milagros en el nombre de Jesús.
. En el texto Hechos 9,13-16 vemos que unos exorcistas judíos que no eran creyentes en Jesús, intentan invocar el nombre de Jesús a ver si exorcizan. Sin embargo, no pudieron exorcizar por su falta de fe. Invocar a Jesucristo no es algo mágico, hay que hacerlo con fe, sabiendo que Dios salva. El nombre de Jesús tiene poder, está glorificado pero no de manera que nosotros lo podamos manipular de manera mágica porque es el nombre de Jesús el que nos posee a nosotros.
. El Padre siempre nos escucha cada vez que le pedimos en nombre de Jesús, no deja de atender algo que va avalado por la petición de su Hijo.
Punto 435 El Nombre de Jesús está en el corazón de la plegaria cristiana. Todas las oraciones litúrgicas se acaban con la fórmula Per Dominum nostrum Jesum Christum... ("Por nuestro Señor Jesucristo..."). El "Avemaría" culmina en "y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús". La oración del corazón, en uso en Oriente, llamada "oración a Jesús" dice: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí pecador". Numerosos cristianos mueren, como santa Juana de Arco, teniendo en sus labios una única palabra: "Jesús".
. La iglesia nos enseña a orar en la liturgia, y siempre se termina diciendo por nuestro Señor Jesucristo.. lo importante ya no es tanto lo que le pido sino en virtud de quién se lo pido y de quién se lo presento al Padre que es Jesucristo. Tenemos que darnos cuentas de estas palabras cuando se dicen.
. Se dice que ha sido un ideal de la buena muerte poder morir pronunciando el nombre de Jesús como santa Juana de Arco.
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