domingo, 19 de abril de 2015

Catecismo 446-448. Señor I

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Punto 444 Los evangelios narran en dos momentos solemnes, el Bautismo y la Transfiguración de Cristo, que la voz del Padre lo designa como su "Hijo amado" (Mt 3, 17; 17, 5). Jesús se designa a sí mismo como "el Hijo Único de Dios" (Jn 3, 16) y afirma mediante este título su preexistencia eterna (cf. Jn 10, 36). Pide la fe en "el Nombre del Hijo Único de Dios" (Jn 3, 18). Esta confesión cristiana aparece ya en la exclamación del centurión delante de Jesús en la cruz: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (Mc 15, 39), porque es solamente en el misterio pascual donde el creyente puede alcanzar el sentido pleno del título "Hijo de Dios".

. En el texto del bautismo del río Jordán Mt 3,17 “… y una voz que salía de los cielos decía:  este es mi Hijo amado, en quien me complazco”, en el texto de la transfiguración  en Mt 17,5 “de la nube salió una voz que decía: éste es mi Hijo amado en quien me complazco, escuchadle”, son dos episodios en los que el Padre nos habla del Hijo. Nosotros escuchamos al Padre en el Hijo, el Hijo habla las palabras que el Padre le ha comunicado. En estos dos episodios aunque sea brevemente el Padre habla del Hijo, como el Hijo amado. Es decir, cuando el Padre habla excepcionalmente, las pocas palabras que tenemos, que escuchamos del Padre, dicen Hijo amado.

. Para que quede clara la identidad única de Jesucristo se nos afirma su preexistencia eterna. En Jn 10,36: “Yo y el Padre somos uno”, no dice yo y el padre somos el mismo, porque son dos personas distintas pero de la misma naturaleza. Jesús es hijo por naturaleza del Padre y nosotros somos hijos por gracia. En el momento de la muerte en cruz se comprueba la confianza filial, cuando Jesús dice: Padre a tus manos encomiendo mi espíritu.

Punto 445 Después de su Resurrección, su filiación divina aparece en el poder de su humanidad glorificada: "Constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su Resurrección de entre los muertos" (Rm 1, 4; cf. Hch 13, 33). Los apóstoles podrán confesar "Hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad "(Jn 1, 14).


. Antes de la resurrección Jesús se había ocultado, había renunciado, siendo de condición divina no hizo alarde de su condición de Dios, al contrario se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo. Ha vivido como Hijo en debilidad y después ha sido constituido Hijo de Dios con poder. Tras la resurrección y ascensión a los cielos la segunda persona de la Trinidad no era el mismo que era antes de la encarnación, el Dios eterno ha pasado a tener la humanidad glorificada de Cristo en su Trinidad, la humanidad de Cristo forma parte de la esencia de la familia intra trinitaria, es como decir que los hombres estamos en Dios, hemos sido introducidos como una cuña en Dios mismo, estamos muy cerca de Dios en Jesús.

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