martes, 14 de abril de 2015

Catecismo 436-438. Cristo I

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Punto 436 Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "ungido". Pasa a ser nombre propio de Jesús porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él. Este era el caso de los reyes (cf. 1 S 9, 16; 10, 1; 16, 1. 12-13; 1 R 1, 39), de los sacerdotes (cf. Ex 29, 7; Lv 8, 12) y, excepcionalmente, de los profetas (cf. 1 R 19, 16). Este debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino (cf. Sal 2, 2; Hch 4, 26-27). El Mesías debía ser ungido por el Espíritu del Señor (cf. Is 11, 2) a la vez como rey y sacerdote (cf. Za 4, 14; 6, 13) pero también como profeta (cf. Is 61, 1; Lc 4, 16-21). Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey.

. El nombre de Cristo=Mesías=Ungido, cumple perfectamente la misión divina de la palabra. La palabra que le aplicamos a Jesucristo es ya conocida en el Antiguo Testamento, con lo cual viene a cumplir la expectativa del Antiguo Testamento, lo que estaba anunciado. La palabra hebrea Mesías fue traducida al griego como Cristo, y se traduce como ungido al español. Ser ungido con algo es ser frotado.

. El ungüento con el que el Padre unge a Jesús es el Espíritu Santo. El Padre es el que hace la unción, el Hijo es el que la recibe y el aceite con el que le unge es el Espíritu Santo. Jesús es el “tocado” por Dios, el ungido por Dios, aquel en el que habita el ES. Solemos decir Jesucristo, Jesús se refiere más al nombre que José y María inspirados por Dios le ponen, es como el nombre humano, y Cristo es la palabra con la que los discípulos de Jesús comienzan a llamar a su maestro. Esto ya supone una reflexión de decir que todo lo que estaba anunciado en el Antiguo Testamento se ha cumplido en él.

. En Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que eran consagrados para una misión que habían recibido en el nombre de Dios. Dios daba una misión, pero no te deja solo en esa misión, te pide que seas rey, profeta…. y va a estar contigo, te va a capacitar para ello. Como dice san Agustín: Dios capacita a sus elegidos, y les consagra, les unge, les da la fuerza del espíritu. Dios da su gracia, y esto nos tiene que llenar de confianza.

. Es que Jesús necesitaba ser ungido?, el Verbo eterno qué necesidad de unción tiene? La unción que se dirige a Jesucristo es una unción que está ungiendo la humanidad de Jesucristo pues el Verbo no la necesita. La unción recae sobre la persona de Jesús que es divina y humana, entonces la condición humana, la humanidad de Jesús es la que es ungida y es un signo visible para el pueblo de Israel, que éste es el que estabais esperando.

. En el Antiguo Testamento vemos que se ungían a los reyes, a los sacerdotes y en ocasiones a los profetas. Hoy a los sacerdotes también se les unge con aceite sus manos cuando son ordenados sacerdotes. Esto es un signo de la presencia del Espíritu Santo en los sacerdotes. Ahora con la llegada de Jesucristo, presentamos al Mesías ungido por el espíritu del Señor, que recibe todos los dones del espíritu (de fortaleza, de consejo, de sabiduría,…) y en su triple función de rey, sacerdote y profeta. Jesús es sacerdote, profeta y rey.

. La cumbre de esta explicación llega con Isaías 61.1 dice: “el espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para anunciar la buena nueva a los pobres, para vendar los corazones desgarrados, para pregonar la libertad a los cautivos…” y finalmente llegamos al episodio en el que Jesús entra en la sinagoga de Nazaret y dice en Lucas 4,16 “… y se levantó para hacer la lectura, le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen halló el pasaje donde estaba escrito: “el espíritu del Señor está sobre mí,…” , enrollando el volumen lo devolvió al ministro y se sentó. Había un gran silencio a ver que decía Jesús, y comenzó a decirles: “ esta escritura que acabáis de oir se ha cumplido hoy”. Jesús les dice que soy Yo el que cumple esta profecía, Jesús es el ungido por el Espíritu.

Punto 437 El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel: "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor" (Lc 2, 11). Desde el principio él es "a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo"(Jn 10, 36), concebido como "santo" (Lc 1, 35) en el seno virginal de María. José fue llamado por Dios para "tomar consigo a María su esposa" encinta "del que fue engendrado en ella por el Espíritu Santo" (Mt 1, 20) para que Jesús "llamado Cristo" nazca de la esposa de José en la descendencia mesiánica de David (Mt 1, 16; cf. Rm 1, 3; 2 Tm 2, 8; Ap 22, 16).

. En el Nuevo Testamento, a Jesús se le presentó desde el primer momento como el Mesías, como el esperado. Jesús que nace en el seno de María, que aún no era hombre, que era Dios eterno desde siempre, ahora asume una naturaleza humana que Dios santifica. Hay algo nuevo que es la humanidad de Jesús que se une a su divinidad en una persona. La humanidad de Jesús es ungida por el Espíritu Santo y es unida a su divinidad. Dios santifica la humanidad y la une a la divinidad.

Punto 438 La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina. "Por otra parte eso es lo que significa su mismo nombre, porque en el nombre de Cristo está sobreentendido Él que ha ungido, Él que ha sido ungido y la Unción misma con la que ha sido ungido: Él que ha ungido, es el Padre. Él que ha sido ungido, es el Hijo, y lo ha sido en el Espíritu que es la Unción" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 18, 3). Su eterna consagración mesiánica fue revelada en el tiempo de su vida terrena, en el momento de su bautismo, por Juan cuando "Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder" (Hch 10, 38) "para que él fuese manifestado a Israel" (Jn 1, 31) como su Mesías. Sus obras y sus palabras lo dieron a conocer como "el santo de Dios" (Mc 1, 
24; Jn 6, 69; Hch 3, 14).


. El que unge es el Padre. El ungido es el Hijo, y la Unción misma es el Espíritu Santo. Esto es la cristología, el misterio en el que explicamos que el Padre ha ungido a su Hijo con el ungüento del Espíritu Santo. Al tomar la condición humana nos ha asumido a todos, ahora la condición humana pasa a ser ungida, lo que ha acontecido en Jesús hecho hombre nos toca a todos, en la humanidad de Jesús tenemos un poquito de todos nosotros. 

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