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Punto 425 La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo para conducir a la fe en Él. Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar a Cristo: "No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hch 4, 20). Y ellos mismos invitan a los hombres de todos los tiempos a entrar en la alegría de su comunión con Cristo:
«Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, —pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos manifestó— lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea completo» (1 Jn 1, 1-4).
. La afirmación de este punto es obvia y esencial para el cristiano, anunciar a Jesucristo es el abc del cristianismo. No todos nos damos cuenta de esto como nos podamos creer. La predicación de Jesucristo no es tanto los valores del evangelio como la persona de Jesucristo, hay un gran peligro al decir que el cristianismo son los valores del evangelio (solidaridad, pacificador, compasivo, perdonador, etc) que están ligados a la persona de Jesucristo, cuando el centro del cristianismo es la persona de Jesucristo. La verdad central del cristianismo es que Jesucristo murió por nosotros y resucitó. No se puede reducir el cristianismo a unos valores, Cristo vive, resucitó y con él nos relacionamos. Lo que hacemos es anunciar a una persona no a unos valores.
. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”: camino se refiere a la forma de vida de los seguidores de Jesucristo, pero sería un error presentar el cristianismo sólo como camino, sólo como mandamientos, sólo como la moral que tiene que vivir el cristiano, haría un reduccionismo a un moralismo, y es un error frecuente presentar el cristianismo como un moralismo. Es el camino y la verdad, es decir, supone un credo, un catecismo, una doctrina, pero aunque eso es verdad, la esencia del cristianismo no es un doctrinario, no es solo tener toda la teoría clara, así reducimos el cristianismo a una doctrina. El cristianismo no es sólo una doctrina. El camino, la verdad y la vida, supone mi experiencia personal de mi relación con Cristo, y también cabe el riesgo de dejarlo todo en el experiencialismo, en encontrase bien con uno mismo, tener paz, etc, El cristianismo tiene como centro presentar a Jesucristo. Lo principal del cristianismo es Jesucristo.
. En Hechos 4,20 se nos muestra una primera iglesia cristiana que ardía en deseos de anunciar a Jesucristo, no podían callarse lo que llevaban dentro, un cristiano no se puede callar su fe en Jesucristo. Esto lo vemos sobre todo en los cristianos perseguidos, donde conmueve ver cómo a uno le mueve su fe en Jesucristo en medio de las persecuciones.
. En 1ª Jn 1.1-4 S Juan nos indicó que Dios se ha manifestado en Jesucristo, y ahora esa revelación es la que comunicamos, y no podemos callar, y no podemos decir otra cosa distinta de lo que hemos visto y oído, porque un cristiano es testigo y trasmite lo que ha recibido, no se inventa nada. Sería un pecado de omisión callar, pues hay demasiadas personas que no lo conocen. El que anuncia a Jesucristo también tiene que tener cuidado de no estorbar.
En el centro de la catequesis: Cristo
Punto 426 "En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre [...]; que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros [...] Catequizar es [...] descubrir en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios [...]. Se trata de procurar comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos realizados por Él mismo" (CT 5). El fin de la catequesis: "conducir a la comunión con Jesucristo [...]; sólo Él puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad". (ibíd.).
. Se insiste de nuevo en que el centro de la catequesis es Jesucristo, la persona de Jesucristo preexistía por toda la eternidad y es una persona divina, es la segunda persona de la ST, que se ha encarnado con todas las consecuencias, cuando catequizamos presentamos a Cristo como el que vive, no ha una historia del pasado. Al presentarle, echamos mano de sus gestos y palabras, en su significado, pero estamos hablando de alguien que vive ahora, resucitado, ascendido a los cielos y presente entre nosotros en el Espíritu Santo que se hace patente en los sacramentos de la iglesia. Una y otra vez el catecismo está siempre refiriéndonos a la persona de Jesucristo, la iglesia no se predica a sí misma, la iglesia se entiende en referencia a Jesucristo, como cuerpo místico de Cristo, prolonga las palabras y acciones de Jesucristo (haced esto en memoria mía,…)
. Y el fin de la catequesis es conducirnos a la comunión con Jesucristo que está en comunión con el Padre y el ES. “Que todos sean uno en mí, como yo soy uno contigo”, Jesús ora al Padre para que estemos unidos con él como él con el Padre. A través de Jesucristo, a través de su humanidad, nosotros nos unimos con el Dios invisible, Dios se ha hecho visible en Cristo porque el Padre y el ES no son visibles para nosotros, por eso en la encarnación del Verbo en Cristo se nos hace visible el misterio invisible de Dios. Por eso para nosotros es el centro, en el sentido de que es el hilo desde el cual nos unimos a la Trinidad. El centro de la catequesis es Jesucristo, es Dios hecho hombre.
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