Punto 599 La muerte violenta de Jesús no fue fruto del azar en una desgraciada constelación de circunstancias. Pertenece al misterio del designio de Dios, como lo explica san Pedro a los judíos de Jerusalén ya en su primer discurso de Pentecostés: "Fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios" (Hch 2, 23). Este lenguaje bíblico no significa que los que han "entregado a Jesús" (Hch 3, 13) fuesen solamente ejecutores pasivos de un drama escrito de antemano por Dios.
Punto 600 Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de "predestinación" incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia: "Sí, verdaderamente, se han reunido en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, que tú has ungido, Herodes y Poncio Pilato con las naciones gentiles y los pueblos de Israel (cf. Sal 2, 1-2), de tal suerte que ellos han cumplido todo lo que, en tu poder y tu sabiduría, habías predestinado" (Hch 4, 27-28). Dios ha permitido los actos nacidos de su ceguera (cf. Mt 26, 54; Jn 18, 36; 19, 11) para realizar su designio de salvación (cf. Hch 3, 17-18).
. Un misterio que de nuevo vuelve a tocar el Catecismo: para entender el designio, el plan de Dios tenemos que recordar que Dios es infinito, es todopoderoso, es omnisciente,… nos dice el Catecismo que para Dios no hay tiempo, está fuera del tiempo, Dios no tiene ni tiempo ni espacio, Dios no ocupa lugar porque está fuera del espacio, Dios no es ni viejo ni joven porque Dios es eterno. Este punto de partida es necesario para entender que para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Dios vive todos nuestros acontecimientos en un eterno presente, conoce lo que va a suceder y al mismo tiempo lo conoce en el pleno respeto de nuestra libertad, es decir, Dios conoce como nosotros vamos a hacer uso de nuestra libertad y el hecho de que lo conozca no nos condiciona. Respeta el uso que vamos a hacer de nuestra libertad. Esto no quiere decir que las personas no tengan responsabilidad en sus actos.
. Distinguimos entre el querer de Dios y el permitir de Dios: el querer de Dios es todo aquello que es bueno para el hombre pero hay cosas que Dios no quiere pero las permite. Las permite en respeto de la decisión que ha tomado de que el hombre sea libre. Si permite que el hombre sea libre tiene que permitir cosas. Por ejemplo comparando un padre con sus hijos, para un padre hay cosas que no quiere para sus hijos pero las permite porque al tomar la decisión de que su hijo sea libre y maduro, tiene que permitirle y no puede encerrarle. Dios cuando permite, lo hace no solo en el respeto de la libertad sino también porque en su sabiduría tiene designios de salvación incluso a través de los errores del hombre, porque Dios no se queda de brazos cruzados, no nos abandona, es capaz de sacar bien de los males. Un ejemplo concreto es la historia del pecado original que no era querido por Dios, es más había prohibido expresamente cometer ese pecado, sin embargo permite ese pecado primero por respeto a la libertad de Adán y Eva, pero también con el designio de que de ese pecado Dios espera obtener mayor gracia para el hombre, en cuanto que pecan Dios les anuncia un segundo designio de salvación, hay una promesa de salvación, el segundo plan de salvación eleva al hombre a una felicidad más alta que la que tenían Adán y Eva porque ser hermano en Cristo es muy superior a lo que Adán y Eva eran, esa filiación divina que tenemos ahora ellos no la tenían. Dios ha sido capaz de permitir aquel pecado y conducir la historia a un designio de salvación superior al que existía antes.
.En Hechos 2,22-23 san Pedro nos dice: “Israelitas, escuchen: A Jesús de Nazaret,
el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su intermedio los
milagros, prodigios y signos que todos conocen, a ese hombre que había sido
entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir,
clavándolo en la cruz por medio de los infieles”. En este versículo se
resume todo este misterio, se afirma que en la Pasión de Jesucristo están
teniendo lugar al mismo tiempo dos cosas: un plan de Dios que entrega a su hijo
y un pecado de unos hombres que están matando a Jesús. Concurren el designio de
Dios y la causa humana libremente respetada. Sin ser conscientes Herodes,
Pilato, todos los judíos que entregaron a Jesús, nosotros mismos que con
nuestro pecado ofendemos a Jesús, estamos cumpliendo un designio de redención y
de que Dios Padre entregaba a su hijo por eso. Jesús en Mateo 26.54 le recuerda
a Pedro que están en manos de Dios, en un designio de salvación: “Jesús le dijo: «Guarda tu espada, porque el
que a hierro mata a hierro muere. ¿O piensas que no puedo recurrir a mi Padre?
El pondría inmediatamente a mi disposición más de doce legiones de ángeles.
Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, según las cuales debe
suceder así?”.
. En Hechos 3,17-18:” Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes
obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes. Pero así, Dios cumplió lo que
había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer”. Los apóstoles indican que incluso en su ignorancia
estaban dando cumplimiento al plan de Dios, a veces cumplimos los planes de
Dios en plena consciencia y otras veces en inconsciencia, en nuestra
ignorancia.
. En san Pablo a los Romanos 8,28: “Sabemos, además, que Dios dispone, todas
las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según
su designio”. En todas las
cosas interviene Dios para el bien de los que lo aman, todo está regido por un
Dios providente que nos ama, y ni siquiera el mal destruye esa realidad. En la
Pasión de Cristo vemos que no ha habido injusticia mayor que la de la
condena y ejecución de Jesucristo que era el santo de Dios. Si Dios de ese
mal que era el mal mayor que podíamos haber imaginado ha sacado bienes, de los
males que nosotros padezcamos que son infinitamente inferiores, no va a sacar
bienes también? No podemos dudar de la providencia divina por muy graves que
sean los males que padezcamos, sería una falta de confianza en Dios.
Podemos llegar a decir nosotros que la cruz es la sabiduría de Dios y el poder
de Dios para los creyentes, porque creemos en un Jesús crucificado. Un
cristiano tiene que tener un gran acto de confianza y abandono porque la
providencia divina hace que del pésimo árbol de la cruz se generen los frutos
de gracia para todos los hombres.
. De este misterio del designio de Dios de
entregar su hijo a la cruz y que de esa injusticia hayan provenido estos frutos
de salvación y de gracia para nosotros, tiene que derivarse en nuestra
espiritualidad una serena confianza. El vivir en agobios, inquietudes,
ansiedades, el no entender… tenemos que profundizar en una espiritualidad de la
serena confianza. Nosotros en medio de las cruces no sabemos lo que nos
conviene, no sabemos los caminos de Dios, desconocemos los designios de Dios.
Incluso otras religiones también hablan mucho de que solo Dios conoce, por
ejemplo en el relato chino que cuenta la historia de un anciano campesino que
tenía un caballo para trabajar el campo: un día el caballo escapó a las montañas
y sus vecinos se acercaron a consolarle. El anciano dijo mala suerte, buena
suerte, solo Dios sabe. Una semana después el caballo volvió trayendo una
manada de caballos, y los vecinos fueron a felicitarle. El anciano siempre
respondía “mala suerte, buena suerte, solo Dios sabe". El hijo del anciano al
domar un caballo se rompió la pierna… los vecinos le comentaban que vaya
desgracia!... luego el emperador declaró la guerra y enroló a todos los jóvenes
menos al que tenía la pierna rota… los vecinos se acercaron preguntando “habrá
sido mala suerte o buena suerte?”. Es decir, en este tipo de relatos se subraya
el hecho de que no alcanzamos a los planes de Dios y no sabemos lo que es
para bien y lo que es para mal. Ahora bien lo propio del cristianismo
es que tenemos que confiar porque Dios es Padre y sus designios son designios
de amor.
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