viernes, 13 de marzo de 2015

Catecismo 282-284. La catequesis sobre la Creación I

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Punto 282 La catequesis sobre la Creación reviste una importancia capital. Se refiere a los fundamentos mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica que los hombres de todos los tiempos se han formulado: "¿De dónde venimos?" "¿A dónde vamos?" "¿Cuál es nuestro origen?" "¿Cuál es nuestro fin?" "¿De dónde viene y a dónde va todo lo que existe?" Las dos cuestiones, la del origen y la del fin, son inseparables. Son decisivas para el sentido y la orientación de nuestra vida y nuestro obrar.

. Las grandes preguntas del hombre de dónde venimos? A dónde vamos? Qué pintamos en esta existencia?. Desde el ateísmo se dice que el hombre busca falsas seguridades e intenta dar una explicación del origen y del fin para no vivir en angustia. Sin embargo, el hombre tiene una capacidad racional, las cosas tienen un sentido, existen unas leyes naturales en nuestro entorno, el hombre ha sido creado con la capacidad de descubrir el sentido de la existencia. El hombre es capaz de buscar las respuestas en él mismo, el hombre cree que hay un sentido en todo desde un punto de vista racional, la postura atea renuncia a la búsqueda del sentido.

. Hoy se piensa débilmente, se piensa a corto plazo, en lo inmediato, no nos hacemos preguntas trascendentes. Solo me interesa lo que me apetece en cada momento y abandono la voluntad, prefiero lo rentable a lo bueno, la practicidad sustituye a la veracidad. Hay pues una especie de alergia a las preguntas últimas y definitivas. Este pensamiento no se plantea a Dios ni al origen del mundo. Lo contrario del pensamiento débil no es un pensamiento que busca falsas seguridades que nos dispensen de discernir, el pensamiento fuerte cristiano es que creamos que las cosas tienen sentido y hay que buscar el sentido de la existencia y que Cristo es la clave de comprensión del mundo. (Ejemplo: el viaje en el autobús). La sociedad de hoy está sumida en la intrascendencia, en el pensamiento débil, pensada y organizada para no pensar, para no hacerse preguntas.  

Punto 283 La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que han enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que da a los sabios e investigadores. Con Salomón, éstos pueden decir: "Fue él quien me concedió el conocimiento verdadero de cuanto existe, quien me dio a conocer la estructura del mundo y las propiedades de los elementos [...] porque la que todo lo hizo, la Sabiduría, me lo enseñó" (Sb 7,17-21).

. La pregunta por el origen del mundo es una pregunta que además de ser formulada desde el punto de vista religioso, también se formula desde el punto de vista de otras ciencias (astronomía, biología,…) que nos dan mucha luz. Abordar esta cuestión desde muchos angulos nos enriquece. S. Tomas de Aquino ya decía: ”temo al hombre de un solo libro”. El tema del origen del mundo tiene que ser abordado desde muchos puntos, así desde varias ciencias que nos dan su punto de vista nos ayuda. Los campos hay que distinguirlos pero no hay que mezclarlos, por ejemplo, no podemos hacer depender nuestra fe en la resurrección de Jesucristo, del estudio de la Sabana Santa de Turín. Nuestra fe no va a cambiar por el resultado científico de dicho objeto. Por ejemplo la astronomía nos ayuda mucho cuando nos muestra la inmensidad del universo, nos enseña la grandeza de la creación. La Santa Sede quiso tener las pontificias academias de la ciencia, y promovió la astronomía y otras ramas de la ciencia porque entendía que son fronterizas con la fe, ha habido órdenes religiosas que han querido tener el carisma del estudio de las ciencias.

. El científico experimental puede responder sobre el mundo tal y como lo vemos, pero no puede ir más allá, no puede explicar la nada. Sin embargo ayuda mucho el estudio científico, nos dicen la edad del mundo, la aparición del hombre, la evolución de las especies….  

Punto 284 El gran interés que despiertan a estas investigaciones está fuertemente estimulado por una cuestión de otro orden, y que supera el dominio propio de las ciencias naturales. No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuando apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado por el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por un Ser transcendente, inteligente y bueno, llamado Dios. Y si el mundo procede de la sabiduría y de la bondad de Dios, ¿por qué existe el mal? ¿de dónde viene? ¿quién es responsable de él? ¿dónde está la posibilidad de liberarse del mal?


. La pregunta por el origen del mundo plantea la cuestión, y entonces: existen unas leyes ordenadoras que rigen el mundo que las ha puesto alguien?, si hay orden tiene que haber habido alguien que lo haya ordenado. De dónde viene este orden y estas leyes tan complejas del orden del mundo? Es casualidad? Se puede pensar o es científico dar el nombre de casualidad a algo tan complejo? Estas son preguntas legítimas y obligatorias hacérnoslas. Y si Dios está en el origen del mundo porqué existe el mal? Y porqué esas leyes naturales tienen entre comillas fallos? estas preguntas tenemos que abordarlas sin tener miedo a ellas. El científico da unos datos y nos toca ver cómo puedo responder a las preguntas del orden del mundo, y cómo respondo a las preguntas del origen del mal. El pensamiento débil consiste en no preguntarse nada de esto, vamos a vivir y luego ya haremos filosofía, vive y no te hagas preguntas, renuncia a hacer preguntas. Nosotros tenemos que escaparnos de esa cultura intrascendente que renuncia a la búsqueda del sentido y el pensamiento cristiano es un pensamiento que busca las preguntas últimas sin rehuirlas porque Dios nos ha dado una capacidad de sentido. Y esto no tiene nada que ver con falsas seguridades.

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