lunes, 30 de marzo de 2015

Catecismo 385. La caída

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LA CAÍDA

Punto 385 Dios es infinitamente bueno y todas sus obras son buenas. Sin embargo, nadie escapa a la experiencia del sufrimiento, de los males en la naturaleza —que aparecen como ligados a los límites propios de las criaturas—, y sobre todo a la cuestión del mal moral. ¿De dónde viene el mal? Quaerebam unde malum et non erat exitus ("Buscaba el origen del mal y no encontraba solución") dice san Agustín (Confessiones, 7,7.11), y su propia búsqueda dolorosa sólo encontrará salida en su conversión al Dios vivo. Porque "el misterio [...] de la iniquidad" (2 Ts 2,7) sólo se esclarece a la luz del "Misterio de la piedad" (1 Tm 3,16). La revelación del amor divino en Cristo ha manifestado a la vez la extensión del mal y la sobreabundancia de la gracia (cf. Rm 5,20). Debemos, por tanto, examinar la cuestión del origen del mal fijando la mirada de nuestra fe en el que es su único Vencedor (cf. Lc 11,21-22; Jn 16,11; 1 Jn 3,8).

. Este punto nos da un marco de cómo aborda la iglesia en su Catecismo la explicación del origen del mal. La primera explicación que hace es que Dios es infinitamente bueno, obra el bien y todas sus obras son buenas. Sería un error decir que Dios hace muchas cosas buenas pero también hace algunas malas, que hace más cosas buenas que malas. Esta afirmación es una barbaridad, una blasfemia. Pero basta mirar nuestro alrededor para ver que el mal existe, pero si no viene de Dios, entonces de dónde viene?

. Nadie escapa del sufrimiento, de los males de la naturaleza y sobre todo del mal moral. Nadie se escapa de todo esto. El catecismo distingue estos tres males: dolor, naturaleza y moral. La enfermedad es un aviso de que el sufrimiento está presente, el deterioro natural no ocurre sin sufrimiento, nuestra vida es caduca, no te aferres a algo que se te está escapando, y sobre todo está el mal que uno mismo genera que es mucho más triste que el mal que padecemos, es mucho peor el mal que yo hago que el que me hacen a mí. Lo normal y equilibrado es sufrir más por el mal que uno hace. Es peor explotar a los pobres, explotar al tercer mundo y enriquecerte en base al sufrimiento de los pobres que los males naturales. Es mejor sufrir un mal natural que generar el mal y la desgracia a los demás. El que padece el mal que no ha cometido es más feliz que “el europeo que genera el sufrimient
o con su estilo de vida”. Lo peor del mal es que tú te hagas malo, que no te hagas víctima sino que te hagas cómplice y verdugo del mal.

. Uno sufre más con sus pecados personales que con los que padece por causas externas. Por tanto el mal se experimenta de tres formas principales: el sufrimiento moral porque si uno ama sufre (uno ve que hay disgustos y reveses), el sufrimiento de naturaleza (los sufrimientos físicos y naturales) y el sufrimiento del pecado que uno comete. Sufrimos más de lo debido porque tenemos mal puesta la jerarquía de los sufrimientos: si me hace sufrir más lo que me hace el otro entonces vamos mal.

. S Agustín se pregunta de dónde viene el mal, se cuestiona si Dios no es infinitamente bueno. S Agustín quiere encontrar una respuesta más o menos teórica pero solo la encontrará en su propia conversión, en su implicación en la batalla del bien y del mal, no es algo externo y teórico.

. Si la impiedad es la acción de satanás que quiere campar a sus anchas, el misterio de la piedad es como Dios ha entregado a su hijo para rescatar la libertad de los hombres al precio de la sangre de Cristo que nos ha redimido. Nosotros para darnos cuenta de la gravedad del mal necesitamos ver lo que ha hecho Dios para salvarnos. Cuando hacemos el discurso de que somos buena gente, buenas personas, ni mato, ni robo,… estamos haciendo innecesario el misterio de la redención, de la piedad de Dios, de su entrega amorosa al hombre. Si eso del pecado es una historieta y una exageración entonces para qué llevo a cabo Dios la redención? Qué sentido tiene que Cristo haya entregado su vida para la salvación del hombre?, para darnos cuenta de la gravedad del pecado es necesario descubrir lo que ha hecho Dios por rescatarnos. Cuántas personas solamente cuando ven a Cristo en su pasión, muerte y resurrección son capaces de llorar sus pecados, porque no te terminas de enterar la gravedad de tu propio pecado hasta que no ves lo que ha hecho Cristo por rescatarte.


. Cuando uno fuerte y bien armado (satanás) custodia su palacio, sus bienes están seguros, pero cuando llega uno más fuerte que él y le vence (Jesucristo), le quita las armas y reparte sus despojos. Aquí se refiere a los exorcismos de Jesucristo que expulsa a satanás. En Jn 16,11 Jesús ya dice que el príncipe de este mundo (satanás) está juzgado, tiene los días contados. Por tanto es importantísimo nuestra perseverancia y nuestra paciencia, que canse tu paciencia en el bien al mal, porque el mal tiene sus días contados, aguanta que vencemos seguro

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