miércoles, 18 de marzo de 2015

Catecismo 302-305. Dios realiza su designio: La divina providencia

Haz clic AQUI para escuchar el audio completo

Punto 302 La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada "en estado de vía" (in statu viae) hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacia esta perfección:
«Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, "alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo todo suavemente" (Sb8, 1). Porque "todo está desnudo y patente a sus ojos" (Hb 4, 13), incluso cuando haya de suceder por libre decisión de las criaturas» (Concilio Vaticano I: DS, 3003).

 . La creación es hermosa, es bella, “… y vio Dios lo que había creado, y era bueno”. No quiere decir que sea una bondad que haya alcanzado su meta, era bueno lo que Dios había creado pero estaba inconcluso: Dios ha creado un mundo con una capacidad de desarrollo, con una potencialidad de llegar a una plenitud que todavía no ha alcanzado. Al mismo tiempo de ver que era bueno, dice “creced, multiplicaos, dominad la tierra”, es decir, hay todo un mandato, una encomienda pidiendo que lo desarrollemos.

 . Como el mundo va en camino, llamamos divina providencia a todas las disposiciones por las que Dios nos conduce en este camino que va in crescendo hacia su encuentro y que tiene muchos vaivenes. En medio de las curvas Dios nos va conduciendo hacia la meta.    

Punto 303 El testimonio de la Escritura es unánime: la solicitud de la divina providencia es concreta e inmediata; tiene cuidado de todo, de las cosas más pequeñas hasta los grandes acontecimientos del mundo y de la historia. Las sagradas Escrituras afirman con fuerza la soberanía absoluta de Dios en el curso de los acontecimientos: "Nuestro Dios en los cielos y en la tierra, todo cuanto le place lo realiza" (Sal 115, 3); y de Cristo se dice: "Si Él abre, nadie puede cerrar; si Él cierra, nadie puede abrir" (Ap 3, 7); "hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Dios se realiza" (Pr 19, 21).

. Dios cuida providentemente de cada uno de nosotros, no es algo metafórico, la providencia es concreta e inmediata, pero no seamos supersticiosos sobre cada cosa que me ocurre, de sacar una especie de mensaje determinado porque puede ser insano. Sin pretender ser yo quien haga una lectura de cada cosita que me ocurre porque posiblemente caeré en supersticiones o en visiones infantiles de lo que acontece en tormo a mí. Las teorías interpretativas hay que renunciar a ellas, quedan en manos de Dios, yo tengo que vivir con confianza, en abandono, con alegría interior porque sé que Dios cuida de mí, sé que Dios me guía. Todo lo que a Dios le place lo hace, si abre nadie puede cerrar, si cierra nadie puede abrir… y la providencia va a hacer de criba en mis proyectos, y lo que es de Dios sale adelante y lo que no es de Dios yo tampoco lo quiero.

. Por eso cuando estamos en nuestra vida en un cruce de caminos, y nos preguntamos esto cómo será?, bueno pues la providencia ya se va a ocupar de cribar esta situación, y lo que no sea de Dios perecerá y lo que sea de Dios saldrá adelante, aunque sea en medio de multitud de dificultades. La felicidad consiste, no en que mis sueños se realicen, sino en que la providencia de Dios se desarrolle en mi vida. Uno en la providencia no conoce el camino concreto por el que Dios ha pensado desarrollarla, y estamos sufriendo por si en el próximo cruce de caminos hay que ir a un lado o a otro… bueno cuando llegue el momento lo vamos a ver, el problema que tenemos nosotros es que antes de llegar al cruce queremos saber a dónde vamos. Queremos controlar antes de tiempo, tener el futuro bajo control, y no, nuestra fe en la providencia nos recuerda que no tenemos ese control, está en manos de Dios, y lo que se nos pide es vivir el presente con intensidad de amor. “No andéis preocupados por el futuro”.

Punto 304 Así vemos al Espíritu Santo, autor principal de la sagrada Escritura, atribuir con frecuencia a Dios acciones sin mencionar causas segundas. Esto no es "una manera de hablar" primitiva, sino un modo profundo de recordar la primacía de Dios y su señorío absoluto sobre la historia y el mundo (cf Is 10,5-15; 45,5-7; Dt 32,39; Si 11,14) y de educar así para la confianza en Él. La oración de los salmos es la gran escuela de esta confianza (cfSal 22; 32; 35; 103; 138).

. En la sagrada escritura hay muchos textos en los que se describe la providencia en términos muy gráficos como que Dios mismo es el que actúa en la naturaleza, en la vida, sin hablar de causas segundas porque es obvio que Dios lleva adelante su plan providencial a través de causas segundas.

Punto 305 Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: "No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer? ¿qué vamos a beber? [...] Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura" (Mt 6, 31-33; cf Mt 10, 29-31).


. Es como una conclusión a la que llega el evangelio de la soberanía de Dios en el mundo, todo está en manos de Dios, busca su reino y lo demás se te dará por añadidura. No vivamos como si en la vida no hubiese una providencia. Pero no recurramos equivocadamente a nuestra fe en la providencia para justificarnos de nuestra pereza, de nuestra falta de generosidad y de entrega. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario