III “Hombre y mujer los creó”
Igualdad y diferencia queridas por Dios
Punto 369 El hombre y la mujer son creados, es decir, son queridos por Dios: por una parte, en una perfecta igualdad en tanto que personas humanas, y por otra, en su ser respectivo de hombre y de mujer. "Ser hombre", "ser mujer" es una realidad buena y querida por Dios: el hombre y la mujer tienen una dignidad que nunca se pierde, que viene inmediatamente de Dios su creador (cf. Gn 2,7.22). El hombre y la mujer son, con la misma dignidad, "imagen de Dios". En su "ser-hombre" y su "ser-mujer" reflejan la sabiduría y la bondad del Creador.
. Ser creados es ser queridos, teológicamente casi es un sinónimo, Dios ha decidido darnos la vida en un acto consciente, voluntario y libre. El ser humano para su madurez, ha de ser consciente de saberse creado y querido por Dios. Hemos sido creados por amor y hemos de devolver esa existencia por amor, tomar conciencia de que somos queridos nos configura y entonces mi existencia consiste en repetir lo que he recibido.
. En cada concepción de un ser humano, incluso aunque el entorno humano sea indigno, Dios se ha comprometido con esa persona queriéndola y supliendo con su acto de amor el querer del hombre. Por lo tanto ser creados es ser queridos. Lo principal del dato de la creación es saber que hemos sido queridos.
. Dios nos ha creado en una igualdad llamada a la comunión entre uno y otro. La dignidad de hombre y mujer nunca se pierde, en el cielo también seremos hombres y mujeres igual que en esta vida. Dios en la creación nos ha querido hombre y mujer con igual dignidad, pues la dignidad está en el ser persona.
Punto 370 Dios no es, en modo alguno, a imagen del hombre. No es ni hombre ni mujer. Dios es espíritu puro, en el cual no hay lugar para la diferencia de sexos. Pero las "perfecciones" del hombre y de la mujer reflejan algo de la infinita perfección de Dios: las de una madre (cf. Is49,14-15; 66,13; Sal 131,2-3) y las de un padre y esposo (cf. Os 11,1-4; Jr 3,4-19).
. Nosotros somos a imagen de Dios y no al revés, proyectar nuestro concepto de padre a imagen de Dios tenemos que purificarlo, Dios está por encima de nuestras proyecciones de un padre.
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