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Punto 359 "Realmente, el
misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado"
(GS 22,1):
«San Pablo nos dice
que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo [...] El
primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida.
Aquel primer Adán fue creado por el segundo, de quien recibió el alma con la
cual empezó a vivir [...] El segundo Adán es aquel que, cuando creó al primero,
colocó en él su divina imagen. De aquí que recibiera su naturaleza y adoptara
su mismo nombre, para que aquel a quien había formado a su misma imagen no
pereciera. El primer Adán es, en realidad, el nuevo Adán; aquel primer Adán
tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último
es, realmente, el primero, como él mismo afirma: "Yo soy el primero y yo
soy el último"». (San Pedro Crisólogo, Sermones, 117: PL 52, 520B).. El hombre es un misterio, somos un enigma, quién es el hombre, qué sentido tiene todo, de dónde vengo?, a dónde voy?, qué sentido tienen mis contradicciones, porqué tengo limitaciones. Es como si tuviera un motor dentro de mí que quisiera correr a mil por hora pero mis piernas no me alcanzan, cómo estoy hecho?. El hombre es un enigma y solamente Cristo le explica al hombre qué es ser hombre. Para entender de tu enigma, tienes que mirar a Jesucristo, sino mirar a Jesucristo tú no te entiendes y el problema que tenemos es que nos miramos mucho al espejo y ahí no te vas a aclarar, lo que descubres en el espejo es tu propia contradicción. Lo que necesitas es mirar al sagrario, mirar a Jesucristo y entonces esa especie de enigma tendrá su respuesta. En Cristo encuentras el sentido último de ser hombre. Después de mirar a Cristo nos aceptamos y entendemos un poco más.
. Esto es parecido a la etapa de la rebeldía de la adolescencia que no sabes ni contra quién pegar la coz. Esa etapa de la crisis de identidad es perfectamente comparable con el hombre, que sin Jesucristo no entiende su identidad. Se reduce a vivir pragmáticamente sin más. Es un drama vivir de espaldas al sentido de nuestra vida. En Jesucristo nos entendemos porque el primer Adán lo creó en vistas al segundo Adán que iba a ser Jesucristo.
. Cuando decimos que Jesús se hizo semejante al hombre en todo menos en el pecado, tenemos el riesgo de pensar, claro, si se hizo semejante menos en el pecado entonces es que no es verdadero. No, no nos equivocamos porque el pecado no es ser verdadero hombre, el pecado precisamente lo que hace es que te dificulta ser verdadero hombre. Jesús es el verdadero hombre y me enseña a mí a entenderme y a ser hombre. Ser pecador no forma parte de ser hombre, es una desgracia, es fruto de haber utilizado mal mi libertad.
. El santo padre de la iglesia, S Pedro Crisólogo (s.V), subraya que Cristo da la explicación de quién somos nosotros: Adán el primer hombre fue un ser animado y Cristo el último Adán un espíritu que da vida. Cristo da el Espíritu Santo para que el hombre pueda vivir espiritualmente, sin el Espíritu Santo actuamos carnalmente. Adán y Eva fueron creados por el segundo Adán, por el Jesucristo que vino miles de años después, porque es lo que dice Jesús en el evangelio que suena a blasfemia a los judíos, antes de que existiese Abrahan existía Yo. Es decir, el segundo Adán crea al primero porque era preexistente, porque antes de su encarnación era Dios eterno. El segundo Adán es aquél que cuando creó al primero colocó en él su divina imagen, de aquí que recibiera su naturaleza para que aquél al que había formado a su misma imagen no pereciera. Cuando Cristo creó a Adán y a Eva colocó en el su imagen, es como si la encarnación se estuviese pre dibujando en el momento en que el hombre es creado. Al crear al hombre le dio una humanidad que era imagen de lo que iba a ser Jesucristo. La humanidad de Jesucristo es la imagen en la que Dios se inspiró cuando creó a Adán y Eva. Por eso el segundo Adán es realmente el primero, pues no tiene fin, como el mismo afirma: Yo soy el primero Yo soy el último.
. Si queremos entender quién soy yo y que pinto en esta vida, tenemos una clave de sentido que es Jesucristo, su humanidad, su encarnación.
Punto 360 Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una unidad. Porque Dios "creó [...] de un solo principio, todo el linaje humano" (Hch 17,26; cf. Tb 8,6):
«Maravillosa visión que nos hace contemplar el género humano en la unidad de su origen en Dios [...]; en la unidad de su naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y de un alma espiritual; en la unidad de su fin inmediato y de su misión en el mundo; en la unidad de su morada: la tierra, cuyos bienes todos los hombres, por derecho natural, pueden usar para sostener y desarrollar la vida; en la unidad de su fin sobrenatural: Dios mismo a quien todos deben tender; en la unidad de los medios para alcanzar este fin; [...] en la unidad de su Redención realizada para todos por Cristo (Pío XII, Enc. Summi Pontificatus, 3; cf. Concilio Vaticano II, Nostra aetate, 1).
. Tenemos todos un solo principio, la naturaleza humana que compartimos tiene un mismo origen y esto nos tiene que hermanar. El origen común es muy importante, nosotros tendemos a subrayar lo que nos diferencia, pero tenemos un mismo origen. Para entender porqué el pecado de Adán nos afecta tanto a todos es porque tenemos una unidad de género humano. Cuando Cristo asume la naturaleza humana, redime la naturaleza humana, igual que por un hombre entra el pecado y nos contagia a todos, por otro hombre entra la salvación en todo el género humano porque Jesucristo al asumir la naturaleza humana la salva porque tiene una misma unidad de origen. Si bien somos distintos individualmente hay mucho que nos une, uno no puede decir que lo que haga el otro no me afecta, el misterio de la unidad de origen nos compromete mucho
. Pío XII subraya cuántas cosas nos unen en una unidad de género, en una unidad de origen y de destino. Tenemos que purificar el individualismo pues formamos parte de un género humano hacia el cual tenemos responsabilidades. Vivimos en la misma casa, tenemos una unidad de morada, esta casa es común y hemos de repartir equitativamente los bienes y no pensar solo en yo. No vale decir yo hago mi vida, mi proyecto y cada uno ya verá lo que hace, no , no, hay una unidad de género y una unidad de destino.
. Nosotros los cristianos estamos entendiéndonos a nosotros mismos desde Cristo. Es Cristo quien me explica quién soy yo, me enseña a entender quién es el hombre.
Punto 361 "Esta ley de solidaridad humana y de caridad (ibíd.), sin excluir la rica variedad de las personas, las culturas y los pueblos, nos asegura que todos los hombres son verdaderamente hermanos.
. El fundamento último de la hermandad es que somos imagen de Dios, sin excluir la variedad de personas, culturas y pueblos. La unidad de origen y la unidad de destino la vemos en la creación y en la redención, hemos sido creados por y para Dios y además el hecho de que Cristo haya asumido la naturaleza pecadora del hombre para hacerla santa es un testimonio de que Dios está comprometido con el género humano. Con la redención tenemos que confiar plenamente que somos una misma familia, es hacer unidad donde el pecado había hecho ruptura. La solidaridad humana está basada en dos cosas: en la creación del mundo y en la redención de Jesús. Cristo se entrega por la unidad (“Padre que todos sean uno, como tu y yo somos uno”) y el príncipe de las tinieblas va a intentar separar, va a intentar sembrar la cizaña. Es un canto a la familia, y satanás quiere individuos, porque cuando somos familia somos más difícilmente tentados.
. Hay pues dos estrategias, la de Jesucristo que siembra unidad y la de satanás que siembra discordia y separación entre nosotros. Todo aquello que nos enfrenta y nos divide no es de Cristo.
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